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jueves, 4 de octubre de 2018

BERNABÉ LUCERO, SALAMANQUERO y EL PACTO CON EL DIABLO EN LAS CUEVAS DEL GUALICHO


Por
Marc Pesaresi

El Gran Bajo del Gualicho
Visto desde el norte
Debajo, un tramo de la Ruta Provincial 2
Provincia de Río Negro
Patagonia Argentina
foto
Marc Pesaresi
29/06/12

Cuentan algunos pobladores del este rionegrino, a quienes el tiempo platinó sus cabellos, que hubo un músico cuyo arte fue favorecido por el mismo diablo a quien le entregó su alma a cambio de talento, en una cueva del Gran Bajo del Gualicho (1). El hombre, refieren las historias, era un peón rural llamado Bernabé Lucero quién; un buen día; apareció tocando la guitarra de modo magistral. La gente -que ignoraba el pacto- al oírlo quedaba asombrada y se preguntaban quién le habría enseñado a tocar como un maestro de la guitarra.

-Pastor ¿Existe el pacto con el diablo? -pregunté sin rodeos. 
-Por supuesto que existe. Pero que de buenos resultados, es otra cosa – me respondió el servidor de Cristo quién, antes de su conversión, había conocido los más bajos substratos del alcoholismo y la miseria social. 
Estaba interesado en saber algo más de aquellas personas que, en su desesperación, pactaban con el enemigo de Dios por un poco de éxito, dinero y poder. Al rato de conversar, el pastor me sugirió algunos libros para leer sobre el tema con una advertencia:- Mucho cuidado,  no sea que termines tentado y quieras pactar.
-Dios me libre -murmuré.

Uno de los libros recomendados me pareció muy interesante: el escrito por  el pastor alemán Dr. Kurt E. Koch, ya fallecido, quien narra en  Ocultismo y Cura de Almas (2): “una de las cosas más raras son los pactos de sangre. Antes que me encontrara con un caso de estos -confiesa Koch- creía sinceramente que se  trataba de un resto de creencia medieval en apariciones satánicas”.

¿En que consiste tal pacto?

En las creencias europeas, el pacto podía ser oral o escrito. El oral se realizaba mediante invocaciones, conjuros y rituales; una vez que el demonio se presenta, se pide el favor a cambio del alma. El pacto escrito atrae al demonio de la misma manera pero debe incluir un contrato firmado con la sangre del solicitante o de la víctima a sacrificar. Por lo que puede averiguar, en la actualidad se utiliza sangre animal o tinta roja y se realiza de modo individual o guiado por alguien.

En Argentina, dependiendo la región del país, se pacta con el diablo invocandolo en habitaciones a media luz, encrucijadas solitarias a medianoche o bien, en cuevas ubicadas en parajes apartados en territorios desolados. No voy ahondar en detalles sobre estas prácticas tan extrañas, el lector podrá si quiere, encontrar en la web numerosos sitios donde se profundiza el tema. Precisamente, el caso que nos ocupa, se afirma que sucedió en una cueva de la depresión en un año no precisado. (Para información adicional sobre Salamanca clicar AQUÍ; para pactos con el diablo AQUÍ y para acceder a Mitos y Leyendas del Folklore Argentino, AQUÍ).

Conocí un individuo en General Daniel Cerri -pequeña localidad a 15 km de Bahía Blanca, quién narró haber invocado al demonio en una habitación oscura en la medianoche de un día no precisado. Mi padre Roberto solía recordar que el hombre siempre había estado en cosas muy raras. También supe de otro jóven quién no tuvo mejor idea que pedirle una mujer al enemigo de Dios escribiendo con su sangre el  nombre de la mujer. Recibió otra fémina y con ella un montón de problemas. (El escéptico, por supuesto, dudará sonriente de todo esto pero, son cosas en que andan y creen algunas gentes).

Gran Bajo del Gualicho
"Las puertas del diablo"

Entre las ciudades de San Antonio Oeste y Choele Choel, existe un gran bajo o depresión, cuya profundidad alcanza 72 metros bajo el nivel del mar –medidos por Sergio Cimbaro (IGM) en el 2002 en la península de los Leones, un remoto paraje del bajo que no es otra cosa, que una gigantesca salina,  la segunda gran depresión de Argentina después del Gran Bajo de San Julián con 105 metros por debajo de la línea costera atlántica.

Esta depresión  es una cuenca endorreica (sin salida al mar) que recibe las aguas de una vasta red de arroyos intermitentes que aparecen y desaparecen durante algunas de las pocas lluvias cortas y torrenciales de la región. El lugar es desértico, con vientos predominantes del oeste a veces muy fuertes (con ráfagas de más de 100 km/h) y con amplitud térmica. Entre los pobladores del lugar, es común oír la afirmación que, en el bajo del Gualicho en verano las personas “se asan” y en invierno “se congelan”. A este territorio tan particular en el este de la provincia de Río Negro, se lo llama Gran Bajo del Gualicho. 

Fuera de los dichos de la popular, la temperatura máxima y mínima promedio ronda entre 22.6 Cº y 9.25 Cº (no  obstante hubo veranos con registros en la salina cercanos a los 47 grados de calor y 14 bajo cero) con una precipitación anual que no supera los 278 mm. En invierno es común que hiele  y no es raro que se produzca alguna nevada.

La geomorfología es, a pesar de la aridez, muy atractiva debido a las barrancas que rodean el lugar y que sufren los efectos de la erosión eólica; lagunas temporarias o barreales, bajos menores, cañadones y cañadas, paleocauces, monte xerófilo (abundan chañares), bajadas y grutas. Precisamente en un lugar de bardas llamado Puertas del Diablo o Cuevas del Gualicho (3), es donde se encontraría uno de estos huecos donde Lucero habría pactado con el maligno.

¿Quién fue Bernabé Lucero?

Si Estados Unidos tuvo a Robert Johnson (4) la Patagonia no podía quedar afuera del listado de naciones con músicos “diabólicos”. En nuestro caso, fue  Bernabé el encargado de generar una leyenda que, con el paso del tiempo, va creciendo hasta convertirse en un referente de la cultura de nuestra tierra.

Se sabe poco del guitarrista. En este punto, el mejor trabajo recopilatorio sobre sus andanzas lo realizo un equipo de profesionales bajo la dirección de Ricardo Freddy Masera (5). Con trabajos en el terreno, se encargaron estrictamente de avanzar sobre la leyenda tratando de apartar fantasías de la realidad. Lo que sí es público conocimiento es que, sus descendientes, tienen gran talento para el canto y la poesía. (Por ejemplo Rubén "Tatano" Lucero, hijo de Severo Lucero medio hermano del personaje de la leyenda sobre quien trata este post).


El Gran Bajo del Gualicho
Publicado por
Ricardo Freddy Masera y J.C.Guarido 

Sin embargo, como ocurre en estos casos, los científicos pronto se dieron cuenta que es muy difícil separar de la mitología popular que fue verdad y que no. Por lo general, los testigos ya ancianos, entremezclaban los datos, aún así, algunos como Floriano López  de 76 años en 2003, aseguraba que el mismo Lucero le contó que su don lo obtuvo en una Salamanca y le dio detalles del rito.

Un año antes, en octubre de 2002 Viviana Wainmaier y Alejandra Quiñigual entrevistaron en Valcheta a don José Severo Lucero de 80 años de edad quien afirmaba ser hermano de Bernabé Lucero “por parte de padre”. Narró el testigo que “el salamanquero” era hijo de una indígena de apellido Chucitray, mujer quien vivió entre Conesa y Valcheta cerca del paraje El Solito pero en dirección al caudaloso río Negro.

De los datos recopilados por ellas y otros colaboradores, se puede trazar una síntesis del origen de la fama de Lucero. El padre era oriundo de la ciudad de Viedma y entre los 20 o 22 años  se largó a comerciar con tropillas de caballos hasta que en algún  momento, tuvo relaciones sexuales con la mujer aborigen dando a luz ella cuando todavía era muy jovencita, al guitarrista. Sin embargo, el romance no prosperó y se separaron. La mujer se caso más tarde con un tal Gaviña, con quien tuvo muchos hijos, pero ya todos fallecidos para la época del diálogo. Entre tanto, el padre de José y Bernabé cansado de ir y venir desde Viedma a Valcheta atravesando la peligrosa travesía del Gualicho (6) decidió poblar el paraje Paja Alta por el año 1899.

Recuerda don José, que su medio hermano vivía con otro hermano de parte del padre (quién falleció en 1939) con quién se quedó a vivir en precisamente en Paja Alta por unos seis meses, pero que no congeniaron porque el salamanquero era “curda” o sea, le gustaba beber hasta embriagarse. Fue entonces que un buen día, cansado que el otro le reprochara su vicio, se marcho de la casa en dirección a  la chacra de don José en Punta del Agua (al oeste del Bajo del Gualicho)  laguna Curicó ya con el don de tocar la guitarra que “era una cosa fabulosa, que no se sabe como aprendió, era un indiecito que voz no dabas diez centavos por él” (7).


Mapa realizado por Guarido
donde se pueden ubicar El Solito y Laguna Curicó,
Además de Conesa y Choele Choel,
En la provincia de Río Negro

Tampoco quedan fotos de Bernabé Lucero. La única que había, era pequeña  y borrosa, rememora don José. Se la entregó a un tal Mussi, pintor y dibujante de la ciudad de Sierra Grande quien dibujó el rostro del cual a su vez, tomaron una foto.Mussi incluso pintó un cuadro del salamanquero donde se lo ve encarando la entrada de una cueva, debiendo sortear algunas pruebas antes de llegar hasta el “malo”. Con el tiempo, el poeta Héctor Tolosa escribió unos versos conmemorativos.

El cuadro del pintor Mussi
Homenaje de los artistas regionales,
Al gran salamanquero rionegrino
Lucero contaba algunas veces, 
Que antes de entrar a la cueva,
Había que pasar por entre medio de dos toros 
Que se enfrentaban entre sí a muerte,
Un nido de víboras y luego,
En un relumbre, al mismo diablo.
También se ve retrato de Lucero,
Que Mussi copio de una vieja foto.

Un hombre que sabía tocar la guitarra

Dice don José, que Bernabé pasaba hasta tres días dele música con la guitarra. Que tenía memoria increíble y que aprendía “de oído” y además, si lo animaban con “vino” tocaba que “era una barbaridad sentirlo”. Sin embargo, parece ser que la ayuda diabólica no era perfecta, porque a veces no tocaba tan bien y se equivocaba. Pero el hermano justifica el hecho que el salamanquero aprendió sin maestro. Sin maestro "humano", claro, al decir de las lenguas supersticiosas.

Recuerda don José que Bernabé tenía costumbres raras. Por ejemplo, se ausentaba de noche y que en de vez en cuando, lo oía tocar en soledad en medio del monte. A veces se atemorizaba con el comportamiento del hermano. Una vez, rememora, le preguntó adonde había estado, con miedo reflejado en el rostro  y el salamanquero, al notar su temor le recriminó: -Usted se asusta de nada. ¡Y quiere que lo lleve a la Salamanca! 

Para cuando el guitarrista cumplió 48 años, ensillo un día su caballo y alejándose de Punta del Agua, rumbeó para  el Gualicho, donde viajaba cada tanto. No lo vieron más por varios años. El guitarrista deambuló por la zona del Valle Medio, esto con seguridad, ya que en los pueblos de la isla de Choele Choel muchos lo recuerdan aún. Con el tiempo, a don José le avisan que Bernabé estaba enfermo en inmediaciones de Punta del Agua, entre unos molles. Fueron a verlo y lo encontraron muy mal. Lo trajeron al hospital de Valcheta pero en vano todos los esfuerzos por prolongarle la existencia. A los pocos días, falleció Lucero de neumonía como de sesenta años aproximadamente por 1967, más o menos. (8)

¿Existió Bernabé Lucero?

Sí. Y fue un peón de campo, un hombre de soledades y misterios, un gaucho mestizo lleno de silencios, y secretos. La gente de la costa rionegrina lo recuerda como el hombre que pacto con el diablo en una cueva para aprender a tocar la guitarra. Es posible que tuviera talento inigualable y que, al no tener modo de estudiar en un conservatorio, se las arregló de algún modo para tocar.  Nadie sabe porque no hay testimonio de alguien que lo viera aprender. Añádale a este misterio el lector,  que el hombre jamás tuvo guitarra propia sino que tocaba con la que le prestaban.

Don José Lucero, según relata el antropólogo Marcelo Pisarro, le comentó unos años después de la entrevista con el equipo de Masera y Guarino, a la escritora María Sonia Cristoff que Bernabé había visto de chico, a un hombre alto y vestido de negro que tocaba como nadie la guitarra y que, al tiempo, se le apareció en sueños para informarle que, si quería tocar como él, debía meterse en una de las cuevas del Gualicho.

Tampoco existen grabaciones de cómo tocaba, a fin de calificar al hombre como malo, regular bueno o excelente. Solo tenemos para documentarnos,  recuerdos de los mas viejos que el tiempo, los va modificando y apartando de la verdad para conducirnos inexorablemente, a un relato cargado de sobrenaturalismo y superstición. (9)

Si fue  un prodigio o alguien le enseñó a tocar la guitarra en algún momento, imposible averiguar para quitarse la duda.  La realidad dice que, un jovencito del campo por el cual nadie daba diez centavos, por el solo hecho de tocar muy bien la guitarra, ingresó en la fama de los personajes con leyenda. Y así lo recordarán las generaciones futuras.(10)

Notas

1.  Gualicho (en mapudungun "alrededor de la gente”) también conocido como Gualichú o Walichú; es un ser espiritual dañino presente en la mitología mapuche y principalmente en la cultura Tehuelche. Representa la personificación de la todas las causas que producen los males y las desgracias que sufren estos pueblos de la mapu o tierra. Debido a esta característica, al Gualicho se le suele asociar con el wekufe, vocablo que en un principio se aplicaba a toda persona mentirosa o traicionera y también, a ciertas entidades encargadas de hacer el mal. En la actualidad, sobre todo en Patagonia, gualicho es sinónimo de brujería o hechizo malvado.

2.       Koch; Kurt: Ocultismo y cura de Almas; Editorial Clie; Barcelona; España; 1968; página 117.

3.      Las Puertas del Diablo o Cuevas del Gualicho son unas cavidades en las bardas rocosas que rodean a la Salina del Gran Bajo del Gualicho. En una de estas cuevas, dice la leyenda, Bernabé Lucero pactó con el diablo.

4.    Robert Leroy Johnson (en las dos fotos de abajo) nació el 8 de mayo de 1911 y falleció, aparentemente por una dosis mortal de veneno mezclada en un whisky que le sirvió el marido celoso de una mujer con la cual mantenía relaciones sexuales, el 16 de agosto de 1938, a los 27 años de edad. Sin embargo otros dicen que murió de Neumonía o bien, de sífilis. El certificado de defunción dice que falleció en Greenwood, Misisipi, pero como no se le practico autopsia, que le provocó la muerte sigue en el misterio. Cantante, compositor de blues, dejo algunas grabaciones entre 1936 y 1937. A igual que Lucero, hay pocos datos para reconstruir en detalle su vida. Considerado el abuelo del Rock and Roll, dicen que vendió su alma al diablo en la encrucijada de las rutas 61 con la 49 en Clarksdale, Misisipi, con tal de tocar la guitarra mejor que nadie. Tuvo un hijo que siguió sus pasos en la música y se conservan dos fotos y 29 canciones en 42 grabaciones.





5.    Masera; Ricardo Freddy y Guarido; Julio César: Bajo del Gualicho. Una planicie patagónica bajo el nivel del mar. Realidad y leyenda; Ministerio de Salud y Desarrollo Social; Secretaría de Estado de Acción Social de Río Negro; Viedma; Río Negro; 2003. (Abajo, portada del citado libro).



6.   Pasaron en inmediaciones del Gran Bajo del Gualicho innumerables tribus aborígenes quienes informaron, en su momento, primero a los españoles y más tarde a los argentinos, la existencia de grandes bajos con caminos difíciles por falta de agua. El suizo George Claraz ( 1832-1930) atravesó con Tehuelches estas soledades del bajo entre 1865 y 1866, dejando importantes registros etnográficos que permanecieron inéditos hasta 120 años más tarde cuando el gobierno de Suiza dona a la Argentina algunas pertenencias y cuadernos de notas. Con estos aportes, un grupo de científicos argentinos liderados por el antropólogo Rodolfo Casamiquela (fallecido en 2008)descubrieron en 2006 el lugar sagrado Yamnago; Meseta de Somoncurá, donde aún se hallaba la piedra que los Gennakenk rendían tributo. El sitio era en realidad, un coto de caza de guanacos, animal imprescindible para los aborígenes dado que de ellos se proveían de carne y pieles. Claraz había tenido informes del lugar por los escritos de Francisco Muñiz, pero el gran naturalista criollo, a diferencia del suizo, no pudo llegar hasta el lugar. También estuvo recorriendo la zona George Musters (1841-1879), espía inglés, entre 1869 y 1870. Dejó constancia que “la región es muy temida por los viajeros, y ahora que la he atravesado creo ciertas las historias que circula a propósito de gente que a perecido en esa travesía”. Se refiere a la falta de agua. Muchos al extraviar el rumbo, por causa de los montes y quebrado del terreno, morían de sed. Finalmente el Perito Moreno realizó el mismo recorrido que Claraz describiendo “trepamos por la triste meseta, inhospitalaria, sin agua; al día siguiente cruzamos el bajo del Gualicho, una de las tantas depresiones transversales de Patagonia”. Todos describen al bajo como árido, con montes altos y espinosos o bien, ausencia de vegetación en algunos lugares y el gran  miedo que sentían los viajeros, tanto blancos como indígenas a morir por falta de agua. Y también como un lugar solitario donde moran espíritus malignos a los que había que ofrendar para no ser molestados.


Rodolfo Casamiquela
Cuando encontró la famosa piedra sagrada de los Gennakenk
En el lugar ceremonial Yamnago

7.     La laguna Curicó es un espejo de agua, donde termina el curso del arroyo Valcheta, que nace en las alturas de la meseta de Somoncurá.

8.    Algunos detalles: Aparentemente cuando Lucero fue engendrado, su padre ya estaba radicado en Paja Alta. Sin embargo, no hay certezas. De todos modos, si el guitarrista falleció en 1967 a los "sesenta años" tiene que haber nacido en el siglo 20 y no antes como suponía una fuente que consulté. Cambiando de tema, el director de Teatro de Río Negro Hugo Aristimuño tiene una versión diferente de la muerte de Lucero que refirió a Masera y a su equipo. Mientras buscaba mitos y leyendas para crear una obra de teatro, noto que la gente refería siempre al salamanquero. Finalmente, decidió encarar una búsqueda personal para separar mito de realidad hasta que toparon con un testigo que lamentablemente no menciona nombre y apellido, el cual les dijo que la muerte del guitarrista no había sido por enfermedad. Aristimuño dice: “Nos contaban que cuando Lucero ya enfermo se sintió morir, marchó hacia la salamanca (cueva donde pactó con el diablo)  con su habitual provisión de vino  y eligió una forma fuerte de dejar este mundo: Se roció con kerosén y se prendió fuego. Aquí me pregunté, a partir de esta versión, si por primera vez un salamanquero no habría roto el pacto con el diablo al decidir su propia muerte. Pero a mi mismo y al grupo también (se refiere a los estudiantes de teatro a su cargo) nos surgió la duda al no poder responder a la pregunta ¿no habrá sido el mismo diablo que lo indujo a inmolarse?”

9.  La memoria es confiable hasta cierto punto. A veces no recuerda correctamente, otras recuerda mal o bien, confunde hechos reales con ficticios creando con la mezcla, nuevos recuerdos que son asumidos con el tiempo, como reales. Siempre se oye decir a los mayores con respecto a los años pasados "antes era mejor que ahora". Sabemos que la vida, cien años atrás, era difícil y llena de dificultades como en la actualidad. En las estepas y mesetas había muertes por enfermedades que pocos médicos atendían, violencia de género, violaciones, asesinatos, robos, pobreza escandalosa, aún así, para la gente de antes todo era mejor. Contribuye a este modo de pensar, que eran pocos habitantes por lo tanto el delito, si bien existente, nunca se puede comparar entre una región con menos de cinco mil almas, con otra de 40.000. Apenas existían comunicaciones de modo que no estaban como nosotros, bombardeados noche y día por los medios, con malas noticias. Era un modo de vivir que hoy, difícilmente podamos recrear con exactitud. Sin embargo la memoria recuerda esos días, como mucho mejores a los de hoy. ¿Por qué? Elizabeth Loftus, matemática y psicóloga, distinguida profesora de la Universidad de California, alcanzó reconocimiento en el ámbito científico por estudiar la capacidad de la memoria humana para recordar con exactitud. Descubrió que esta, lejos de ser una grabadora perfecta, se equivoca aún cuando hace registros de la realidad. En síntesis, la memoria se construye cada vez que recordamos recopilando pedazos del pasado que parece enhebrar como si construyera una manta aborigen. Pero así como un hilado puede fallar, la memoria teje también con errores. De ahí que toda persona mayor que recuerde a Bernabé Lucero, habrá de testificar con recuerdos enriquecidos de modo que , cada investigador, deberá tener prudencia a la hora de juzgar si la información recopilada tiene sustento en la realidad o no.

10. Marc Pesaresi trabaja en el Museo Histórico Municipal dependiente de la Direccion de Cultura de la Municipalidad de San Antonio Oeste.




lunes, 12 de febrero de 2018

UN TEHUELCHE DE CABEZA ALARGADA - BAHÍA DE SAN ANTONIO



Los auténticos primeros pobladores de la bahía de San Antonio

Bahía de San Antonio
Provincia de Río Negro
Argentina

_________________________

Marc Pesaresi & Marcelina Painemil

La bahía de San Antonio, en la Provincia de Río Negro (Norpatagonia Argentina) posee un registro arqueológico que informa sobre la presencia de pobladores desde 6000 años atrás. ¿Quiénes eran estas personas? ¿De dónde vinieron? ¿Cómo vivían o de qué vivían? ¿Por qué despoblaron la bahía? Son muchas preguntas que requieren respuestas.

Los equipos de arqueólogos la Universidad del Centro de Argentina lograron establecer que; 6000 años AP;  había grupos de individuos residiendo en las áreas adyacentes a la actual ciudad de San Antonio Oeste quienes llegaron desde algún sitio aún por determinar. (Para entonces, toda la Patagonia actualmente bajo soberanía de Argentina estaba siendo poblada desde hacía unos 13.500 años, por pequeños grupos de individuos). (Ver yacimiento Piedra Museo en Santa Cruz, Argentina).

Una vez establecidos en la bahía de San Antonio cuyas márgenes han variado con el paso de los siglos, comenzaron a usufructuar los beneficios proporcionados por la fauna costera. Durante 4000 años no modificaron su dieta. Pero, por alguna razón, hace unos 1500 años atrás comenzaron a incorporar a los alimentos, la carne de animales del monte xerófilo de la Patagonia Norte. Guanacos, ñandúes, etc. Finalmente, por motivos que también se desconocen, la población aborigen fue mermando hasta concluir definitivamente en el siglo XVIII,  época que se conoce como etapa del abandono. Cuando en 1779 los españoles de la expedición de Juan de la Piedra visitaron la bahía al mando del cántabro entonces Teniente (luego Coronel) Pedro García, la encontraron totalmente despoblada.

¿Quiénes eran estas personas?

Los arqueólogos Cristián M. Favier Dubois y Florencia Borella de la Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires tienen a cargo las investigaciones arqueológicas en nuestra bahía y luego de casi quince años de investigaciones en una superficie aproximada de 18.000 km2 y 350 km. costa, han respondido parcialmente algunos interrogantes. 

El método para explorar la costa y obtener resultados que permiten reconstruir parte del pasado aborigen rionegrino consiste en A) Procurar información arqueológica; B) Obtener datos sobre las dietas y C) conocer las características del medio ambiente en el transcurrir de los siglos. Los arqueólogos han observado que, la costa al sur de Las Grutas hasta el límite entre Río Negro y Chubut, fue menos poblada que la costa norte. Atribuyen esta particularidad a la diferencia de geología y disponibilidad de recursos. Es más accesible el mar por la costa norte que la del sur del Golfo San Matías.

Estas personas, afirman, eran un pueblo que los arqueólogos han denominado “pre tehuelches” es decir, gente establecida en las costas rionegrinas anteriores a los tehuelches. Con el paso del tiempo, dieron origen a los Gününa Kena o Tehuelches conocidos en Occidente desde los días de los primeros navegantes españoles. (El lector en este punto, debe tener en cuenta que se estudia gente cuyos restos se encuentran desperdigados y a veces saqueados o maltratados por el clima, con una edad  más de 6000 mil años. Para averiguar la antigüedad de los restos encontrados se utiliza la datación Carbono 14).

Enterramiento primario 
Individuo de 35 años de edad hallado al sur de Las Grutas
Obsérvese el cráneo alargado y un agujero en el maxilar debido a  una infección dental
Foto
Gentileza
Dr. Cristián M.. Favier Dubois y Dra. Florencia Borella
CONICET / INCUAPA
Dto. Arqueología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
Olavarría - Buenos Aires.
Museo Histórico Municipal
Dirección de Cultura
Municipalidad de San Antonio Oeste
Río Negro

¿De dónde vinieron?

El origen de la población en las Tres Américas aún se procura establecer. Existe debate constante. Varias teorías compiten. Resulta que no es fácil reconstruir el periplo migratorio de personas que vivieron miles de años atrás. Existe consenso que el orígen de los antiguos americanos se encuentra en Asia pero, nuevos hallazgos arqueológicos muestran que hubo pueblos con características no asiáticas habitando algunas regiones americanas. 

Se afirma que hace 15.000 años la glaciación de Würm o Wisconsin hizo descender el nivel de mar entre 120 a 150 metros. Esto permitió que muchos territorios estuvieran descubiertos permitiendo el tránsito de animales y humanos; por ejemplo; el estrecho de Bering. Sin embargo, la presencia del hombre es aún más antigua.  

Tal parece que hubo dos corrientes principales de pobladores migrando hacia las Américas; un grupo llegó desde Asia a través del estrecho de Bering entre Alaska y Siberia. Se los denominó "amerindios" y presentan características asiáticas o "mongoloides". Estas personas, traspuesta la distancia que separa Asia de América del Norte, habrían aprovechado un supuesto corredor o pasaje libre de hielos en la actual Canadá y Norte de EEUU (como un desfiladero gigante) hasta arribar a tierras menos hostiles y frías con abundancia de caza y recolección. A esta migración se la conoce como Teoría del poblamiento tardío .

Otros grupos, según otra teoría,  habrían llegado desde Australia en canoas o caminando (recordemos que el nivel del mar estaba mucho más bajo y las tierras de Australia, Nueva Zelandia y Sudamérica eran más extensas rodeadas de islas) bordeando la Antártida. Estas personas que vivieron antes del 8000 AP (o A.C.) se los llamó "paleoamericanos" y muchos de los restos encontrados presentan características "australoides" (En Argentina, un pueblo con características no amerindias, son los Huarpes del sur de la provincia de Mendoza). Esta antigua migración se la conoce como Teoría del poblamiento temprano

Estas dos grandes corrientes migratorias fueron complementadas por diversos aportes provenientes de otras partes del mundo. 


Luzía
Reconstrucción facial de mujer paleoamericana con rasgos australoide fallecida entre los 20 y 25 años de edad
Su datación por radiocarbono fue fijada en 11.400 años

¿Cómo y de qué vivían?

La forma de vida, por los restos encontrados, permite una interpretación parcial. Sin duda eran nómadas; deambulaban en pequeños grupos de personas de un sitio a otro de la bahía de San Antonio procurando el sustento diario que era esencialmente marino obtenido a mediante técnicas marisqueras. Posteriormente modificaron parte de la dieta incorporando animales del monte patagónico.

Dado que por entonces no se conocía el caballo, todo material que facilitaba la vida debía ser móvil, de fácil transporte, a hombros y espaldas de mujeres. Lo más probable es que no utilizaran chozas sino rompevientos que no eran otra cosa que pequeños muros de cuero de lobos marinos que, sujetados con ramas, proporcionaban cierto reparo del fuerte soplo de los vientos patagónicos.

En los meses de otoño e invierno debieron envolverse primero en pieles de lobos marinos. Seguramente untaban sus cuerpos con grasa animal para revertir las bajas temperaturas y vivían de lo encontrado en las costas. Era una vida breve, incómoda, peligrosa, procurando siempre el alimento. La caza y la pesca mayoritariamente estaba a cargo de los varones, el resto de los trabajos correspondía a la mujer.

¿Por qué deshabitaron la bahía?

Aún no se sabe con certeza. Se investiga si este abandono fue por causa de cambios climáticos, contactos con nuevas tribus no siempre pacíficos, la presencia del caballo o quizás enfermedades. No obstante, está comprobado el paso temporario en el siglo XIX de tribus tehuelches por las sierras que circunvalan la bahía, las cuales marchaban desde los Andes en dirección a las aguas dulces de un gran río de la norpatagonia. Este tráfico incrementó cuando los españoles se establecieron en la desembocadura del río Negro.
Conclusión

Escriben Borella y Dubois: "A partir de la evidencia arqueológica obtenida hasta el momento y la información histórica del siglo XVIII sugerimos un esquema de tres etapas respecto al uso de la costa y sus recursos en Río Negro durante el período que va desde los 6000 hasta los momentos del contacto". 

Estas etapas van de un uso intensivo a un abandono. 1) Etapa de Uso Intensivo (entre aproximadamente 6000 y 2000 años atrás), 2) Etapa de Uso Moderado (aproximadamente 1500 a 400 años atrás) y 3) Etapa de Abandono (Siglo XVIII). (en "Pescadores y Mariscadores en la bahía de San Antonio: una historia de 6000 años", Pág. 16).

Por falta de espacio no es posible ampliar un tema tan apasionante. Se arriba a la conclusión que todos los que poblamos hoy las tres Américas y el Caribe somos hijos de inmigrantes que llegaron antes o después que otros. En este contexto, personas desconocidas que deambulaban por la Patagonia eligieron vivir hace seis mil años, la costa de la bahía de San Antonio y sus playas adyacentes.

En la actualidad, la presencia de este pueblo hoy desaparecido, es recordada en cada enterratorio que se encuentra en áreas donde se edifica en nuestra ciudad, Las Grutas y Puerto del Este. De continuo aparecen restos que requieren la presencia de profesionales. Estos enterramientos son llamados primarios; cuando aparece el cuerpo completo; y secundarios, cuando se encuentran algunos huesos.


Para saber más

Elementos australianos en el arte rupestre americano
Para acceder, click AQUÍ
Arqueología de Pescadores y Marisqueadores en NordPatagonia
Para acceder, click AQUÍ
Conjuntos líticos costa de Río Negro
Para acceder, click AQUÍ
Proyecto arqueológico en el Golfo San Matías
Para acceder, click AQUÍ

Bibliografía consultada:

Archivo del Museo Histórico Municipal, dependiente de la Dirección de Cultura, Municipalidad de San Antonio Oeste, Río Negro.

Boschín, María Teresa; Andrade, Analía: "Poblamiento de Patagonia Septentrional Argentina Durante el Holoceno Tardío: Paleoambientes e Imperativos Sociales"; Universidad de Salamanca; España; 2011.  

Favier Dubois; Cristian y Borella; Florencia: “Pescadores y mariscadores en la bahía de San Antonio: una historia de 6000 años”; Universidad Nacional del Centro; Provincia de Buenos Aires; Noviembre de 2011.
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Cristián M. Favier Dubois. CONICET – INCUAPA. Fac. de Cs. Sociales, Univ. Nacional del Centro
Nació en la Ciudad de Buenos Aires en 1965. Licenciado en Ciencias Antropológicas, orientación Arqueología (UBA), y Doctor de la UBA, área Cs. Geológicas (2001). Es investigador del CONICET en temas de geoarqueología y arqueología ambiental, y docente en asignaturas de la orientación Arqueología en la Universidad Nacional del Centro y en la Universidad de Buenos Aires. Ha dictado seminarios de grado y de postgrado en su especialidad, y publicado numerosos trabajos de investigación en el país y en el extranjero. Actualmente co dirige un proyecto de investigación arqueológica en la Costa del Golfo San Matías, Río Negro.

Florencia Borella. CONICET –INCUAPA. Fac. de Cs. Sociales, Univ. Nacional del Centro
Nació en Quilmes, Pcia. de Buenos Aires, en 1964. Licenciada en Ciencias Antropológicas, orientación Arqueología (UBA), y Doctora de la UBA, área Arqueología (2001). Es investigadora del CONICET, su tema de investigación es “la explotación diferencial de pinnípedos por cazadores - recolectores prehistóricos en la costa sudeste de Pcia de Bs. As., y Patagónica septentrional – meridional”. Sus estudios se focalizan en el análisis de restos de mamíferos marinos arqueológicos y tafonómicos. Es docente en dos asignaturas de la carrera de Arqueología en la Facultad de Ciencias Sociales (UNCPBA)en Olavarría, Pcia de Buenos Aires. Miembro de la Sociedad Argentina de Antropología desde 1998. En la actualidad co dirige un proyecto de investigación arqueológica en la Costa del Golfo San Matías, Río Negro.

Marc Pesaresi trabaja en el Museo Histórico Municipal dependiente de la Dirección de Cultura de la Municipalidad de San Antonio Oeste, Provincia de Río Negro.

Marcelina Painemil es comunicadora social en Informativo Hoy

martes, 14 de noviembre de 2017

ODONTOLOGÍA - COGNAC COMO ANESTESIA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX EN PATAGONIA NORTE


COGNAC COMO ANESTESIA ODONTOLÓGICA



A principios del siglo 20 
extraer muelas era una tarea difícil, 
sobre todo si al paciente
se lo anestesiaba con
copas de cognac



Por
Marc Pesaresi


En abril de 1911, el suizo Leonhard Ardüser quien; desde febrero del mismo año venía trabajando para la Comisión de Estudios Hidrológicos bajo las órdenes del ingeniero norteamericano Bailey Willis; llegó muy dolorido a San Antonio Oeste por causa de una infección en varias muelas.

El malestar lo venía acompañando más de diez atrás y vale la pena subrayar la resistencia del centroeuropeo porque, cualquiera que ha padecido dolor de dientes con infección sabe muy bien, cuanto incapacita tal sufrimiento.

Ardüser trabajaba en la construcción del ferrocarril que habría de unir San Antonio Oeste con San Carlos de Bariloche.

La construcción del ferrocarril entre Viedma y Bariloche
implicó la destrucción del activo comercio marítimo que tenía hasta entonces,
la hoy, ciudad de San Antonio Oeste.
Resultaba más rápido y económico transportar mercancías hacia o desde Buenos Aires
en tren, que por barcos.
En la imagen se puede observar la descarga de materiales para la construcción
del ferrocarril en muelle de Punta Verde en 1908
Foto
Gentileza 
Museo Municipal San Antonio Oeste
Colección Fotográfica Cayetano Leiva

El día ocho de abril, ya instalado en Puerto San Antonio -nombre con que se lo conocía entonces al actual San Antonio Oeste- busco a un doctor italiano  de larguísima barba del cual lamentablemente, no aporta datos.

Luego de la cena en la fonda donde alojó y que también utilizaba el médico para pernoctar, el suizo le preguntó si era “mago” y podía extraer muelas sin dolor. Cuando el italiano le preguntó la cantidad de muelas que tenía que quitarle de la mandíbula y al oír que eran tres, dio un respingo y dijo que sólo podía prometer actuar con cuidado y delicadeza.

San Antonio Oeste en 1911
(circa)
Río Negro
Argentina
En tiempos que lo visitó Ardüser.
Se pueden ver algunos muelles y embarcaciones amarradas
y sobre la costa pedregosa, las caóticas instalaciones del ferrocarril
Foto
Gentileza 
Museo Municipal San Antonio Oeste
Colección Fotográfica Cayetano Leiva

Esa noche fue muy fea para el constructor de ferrocarriles. Hubo una fuerte tormenta y el agua entro en la habitación donde pretendía dormir un poco. No pudo hacerlo por culpa del ruido del temporal y del dolor que lo afligía.

A las ocho de la mañana fue al hospital bajo la lluvia, donde lo esperaba el médico. Luego de ver su boca, le pidió tiempo para preparar la cirugía y que regresara al mediodía. Finalmente, transcurrida la espera, llegó la hora de averiguar cuanto dolor podría llegar a soportar.

Escribe Ardüser: “Cuando miré la sala con camas, la de operaciones, y observé los preparativos por parte del ayudante del doctor juntando los elementos para la extracción, me convencí de que hay cosas más terribles que te arranquen muelas”. El doctor le sirvió cognac abundantemente y lo recostó en una cama.

Luego agrega: “Fue un trabajo difícil y no se quien sudaba y sufría más, si el doctor o yo. Las muelas estaban encajadas profundamente en el maxilar y alguna salió solamente en pedazos. El profesional me calmaba y me pedía paciencia y le dijo a su ayudante, que me tenía agarrado de la cabeza, que me trajera un coñac doble. Con la raíz de la tercera muela sin extraer, me fui al hotel a acostarme. Al día siguiente me levanté tarde y fui a comprar tabaco para mis colegas y para mí”.

Detalla a continuación las marcas adquiridas: “Allemann”, “América” y “Hebra Negra” en una cantidad de 12/5 kg , los que pagó treinta y un peso con cincuenta y cinco centavos. En su diario se queja de lo caro que están "las cosas" en puerto San Antonio. Los precios no tienen, asegura, ninguna diferencia con los de Bahía Blanca.  Luego compró algo de ropa porque no quería tomar frío al exponerse al fuerte viento de la región. Parece que la extracción de muelas fue satisfactoria porque el suizo no las recuerda más en su libro luego de la visita a San Antonio Oeste.

 San Antonio Oeste en 1912
En la imagen, la antigua calle Comercio
tal como lo conoció el sufrido y valiente Ardüser
Foto
Gentileza 
Museo Municipal San Antonio Oeste
Colección Fotográfica Cayetano Leiva

Mientras estuvo en esta localidad, agregó en el relato, alcanzó a divisar al mar abierto que queda como “una hora de camino del pueblo y la bahía parece un río" –se refiere a la ría de San Antonio, Caleta del Oeste o simplemente “marea”- que se extiende a lo largo de la urbanización. El pueblo es bastante grande, todas las edificaciones son de chapas acanaladas, parecen galpones; muy pocos, con excepción de los Hoteles y el Hospital, por dentro están revestidos de madera. "En Verano son calurosos y en invierno muy fríos. Los barcos, tanto veleros como pequeños vapores, se arriman hasta la estación del ferrocarril y, cuando hay bajamar, el agua desaparece totalmente”.

Dice seguidamente que “a la noche pagué la cuenta del hotel, desde el 4 de abril a la tarde hasta el día 7 a la mañana, once pesos con cincuenta y la del doctor diez. Esta última me pareció realmente barata, esto se lo debo al arquitecto Otto Frei de lo contrario podría haber llegada a veinticinco o treinta pesos. En Bahía Blanca se paga al médico por casa extracción cinco pesos y al dentista diez. Aquí hay únicamente un médico pero ningún dentista”.

¿Quién sería el médico que atendió al valiente Ardüser?

Según narra el francés radicado en San Antonio Oeste René Henry Lefebvre en su libro Mi querido Puerto San Antonio, los dos primeros médicos que trabajaron en esta localidad entre 1905 y 1910 fueron Anselmo Estrella y José Fassone quienes atendían en el consultorio de la enfermería del Ferrocarril recientemente habilitada. Aclara Lefebvre que, luego de estos médicos, apareció el recordado doctor Rogelio Cortizo pero mucho después.

De modo que, ateniéndonos al relato del suizo y habiendo notado que lo identificó como italiano, lo más probable es que haya sido el médico José Fassone el esforzado que se atrevió a quitar tres muelas con copas de coñac y su "ayudante" el otro médico de apellido Estrella. (1)

Observamos una contradicción en las fechas

Ardüser estuvo en San Antonio Oeste en 1911 y Lefebvre apunta que la actuación de Fassone fue hasta el año anterior. Pero sabiendo que el francés citaba datos aportados por la memoria de otros –él llegó a la región a principios del año 1938- suponemos que escribió sin la posibilidad corroborar. Notamos en nuestro trabajo diario en el archivo fotográfico del Museo Municipal de San Antonio, varias discrepancias entre los datos aportados por Lefebvre y otros autores locales como Joaquín Izco debido a la recopilación de datos que proporcionaban de memoria testigos de la época.

Nota

1. Adrián Osovnikar, historiador de San Antonio, aporta la siguiente información: "En el libro de la Junta de Investigaciones Históricas de Río Negro-reseña escrita por Ramón Guerreño- se cita que el doctor josé Fassone falleció el día 13 de marzo de 1910 suplantando el doctor Rogelio Cortizo por un breve lapso hasta la llegada del Doctor Miguel Lembeye-médico ferroviario- quién permanecerá atendiendo al personal ferroviario y pobladores en general, hasta los primeros días de enero de 1930". 

Posteriorme fue  relevado por el doctor Justino Ramos Mexía, padre de  nuestra convecina Teresa Ramos Mexia de Insua. Añado que, luego de la defunción de José Fassone, se incorporaron dos médicos adicionales en los meses subsiguientes. También, justo es recordar, que trabajaron en nuestra ciudad quien sería la primera odontóloga Mika Feldman (reconocida por alcanzar el grado de Capitán durante la Guerra Civil Española) y su esposo Hipólito Etchebehere quien trabajó como técnico dental.

Evidentemente tenemos un problema a la hora de identificar al médico que atendió a Ardüser puesto que, en la página 33 de su libro, lo identifica como italiano. Textual dice: "Ni bien nos arrimamos a la mesa -del hotel donde se hospedaba- fui presentado a un amable caballero con tupida barba blanca. El doctor era italiano del norte". ¿Se equivocó Ardüser al describir la nacionalidad del doctor? Quizás. Habrá que redoblar esfuerzos a ver si se puede dilucidar quién fue el hombre que sacó tres muelas a fuerza de copas.

Bibliografía consultada

Ardüser; Jorge: Un Suizo en la Patagonia. El diario de Leonhard Ardüser. Su trabajo y sus vivencias a la par de la construcción del ferrocarril, en la hoy llamada “Línea Sur” desde San Antonio al lago Nahuel Huapi en 1911-1912; edición del Autor; Bariloche; Río Negro; Argentina; 2004.

Lefebvre; René Henry: Mi querido Puerto San Antonio; Edición del Autor; Río Negro; 1977.

Museo Municipal de San Antonio Oeste, Río Negro, Argentina

TIEMPO

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