lunes, 7 de marzo de 2016

LOS EVANGÉLICOS y LA AUTOCRÍTICA



La autocrítica es un modo de ponerse a prueba uno mismo. Un exámen a fondo de todo lo actuado, una verificación de lo dicho y realizado. La autocrítica es una conducta que pretende producir un cambio en nuestro comportamiento para evitar fallos y conseguir mejoras en nuestra vida. La autocrítica lleva implícita una autoexigencia de cambiar. La autoexigencia consiste en un impulso que demanda cambios de pensamientos y conductas. Sin embargo, cambiar no es sencillo para nadie. El ejercicio de la autocrítica siempre batalla contra el orgullo personal, el ego (Yo) de cada uno de nosotros. 

La autocrítica debe realizarse con moderación

De lo contrario, puede derivar hacia la autocrítica destructiva que es "cuando nos encontramos con falta de asertividad, culpándonos, no expresándonos (por ejemplo, no mostrando enfado), no fiándonos de los demás y manteniéndolos a distancia, esforzándonos duramente en ser deseables a todo el mundo o evitando la intimidad, y, sobre todo, cuando nos exigimos cambiar inútilmente aquello que creemos que nos hace rechazables a los demás; podemos pensar que en esos problemas juega un papel importante el exceso de vergüenza y autocrítica". En síntesis, si la autocrítica se realiza con muy baja autoestima, seguramente será capitalizada por el enemigo de Dios para impulsar sentimientos de culpa.

"La autocrítica tiene una función inicial: la autocorrección. Nos autocriticamos cuando hemos cometido algún fallo, para prevenir o impedir que vuelva a repetirse. Es una función positiva de la autocrítica dirigida a mejorarnos. El problema psicológico aparece cuando la autocrítica se hace excesiva o se hace para otros fines. Si se hace exagerada o no la convertimos en conductas operativas que resuelvan el fallo, puede llegar a ser simplemente un castigo hacia nosotros mismos, por haber errado y ponernos en riesgo de recibir una fuerte crítica externa. Pasando la línea de una autocrítica constructiva, podemos llegar a despreciarnos, y rizando el rizo la propia autocrítica puede convertirse en fuente de autocrítica, porque sentimos el daño que nos hace y fallamos a la hora de acabar con ella" dice la página de Psicoterapeutas

¿Solo los científicos practican la crítica constructiva?

El físico, filósofo, epistemólogo y humanista ateo argentino Mario Bunge escribe en su libro Mitos, Hechos y Razones la siguiente frase: “La moral de la ciencia incluye la propiedad común de la información, así como el derecho y el deber de practicar la crítica constructiva. Pero es sabido que este código moral no se aplica a ninguna otra comunidad que no sea la científica”.

Trasladando sus palabras al ámbito de lo religioso, muchas de las grandes confesiones y justo es admitirlo, no realizan crítica constructiva con asiduidad. Pero generalizar no es bueno. Bunge sesga lo inconveniente porque nada dice de lo anárquico que es el mundo de los científicos. 

Nos han convencido que los hombres y mujeres que hacen ciencia son algo así como sacerdotes inhumanos impolutos de errores y falencias. Nada que ver. Son tan humanos como cualquiera de nosotros y son víctimas de sus propias pasiones, creencias e ideologías como cualquier creyente. En síntesis, no es cierto que la autocrítica entre científicos este a la orden del día. En este punto, recomiendo la lectura del libro de Michael Brooks Radicales Libres que ha sido publicado en parte por Google Books. (Para acceder, click aquí)

Ejercer la autocrítica no es fácil 

Nadie puede criticarse a sí mismo objetivamente porque la subjetividad atenta contra el análisis. Tampoco la crítica que viene desde afuera puede ser objetiva. Puede estar impregnada de malas intenciones. De modo que criticar constructivamente lo que uno hace es harto complicado. 

Para peor, en ocasiones cuando nos llegan "observaciones"  tampoco la aceptamos porque presumimos que nos critican porque están en contra de uno y claro, esta "oposición" levanta calumnias y falsos testimonios con el fin de perjudicarnos. En este punto, caemos en el error de presuponer que  todos los demás son culpables de nuestros males propios y ajenos.

Ahora bien: conviene separar autocrítica personal de la crítica constructiva colectiva. Si bien muchos practican la autocrítica constructiva, los colectivos religiosos a nivel jerarquía son más reacios a realizarla. Entre los Testigos de Jehová –por ejemplo- la autocrítica y la crítica constructiva a nivel de fieles es imposible. A cada error le viene una justificación. Así, cada profecía fallida, le sobreviene una explicación de parte del Cuerpo Gobernante que es aceptada por el resto, con naturalidad.

Entre los católicos hubo que esperar que salieran a la luz del secularismo, gravísimas violaciones a los derechos humanos de parte de curas y monjas para que, por fin, la ICAR pidiera perdón luego de un examen difícil de las conductas propias reclamada en su momento, por la prensa, ongs y personas afectadas.


¿Qué dice la Biblia sobre autocrítica?

El mejor pasaje que he encontrado en las Escrituras refiere al apóstol Pablo en 2 Corintios 13:5 "Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?." 

En lenguaje actual: "Pónganse a pensar en su manera de vivir, y vean si de verdad siguen confiando en Cristo. Hagan la prueba, y si la pasan, es porque él vive en ustedes. Pero sino confían en Cristo de verdad, es porque él no está en ustedes". Hay muchas cosas para mejorar así que, bienvenida la crítica constructiva con la ayuda de Dios.

Carolina Alfaro





2 comentarios:

  1. Estive a ver e ler algumas coisas, não li muito, porque espero voltar mais algumas vezes, mas deu para ver a sua dedicação e sempre a prendemos ao ler blogs como o seu.
    Natal é mais verdadeiramente Natal quando nós celebramos dando a luz do amor àqueles que necessitam mais. Feliz Natal para si e para todos os seus.
    São os votos do Peregrino E Servo.
    Abraço.

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